Wednesday, January 24, 2007

Rocroix. Nunca se vio a unos soldados más chaqueteros

Creo que era Junio de 2005. Yo vivía entonces en Cuenca. Mi amiga Ana Cristina, como sabe que me gusta mucho el cine, me dijo que estaban haciendo un casting de figurantes para la película Alatriste, y rápidamente me apunté.
Al principio solo reclutaban como figurantes a gente con pelo oscuro, barba y pelo largo (aunque había dos bandos, el francés y el español), así que pensé que no me escogerían, ya que no llevo barba y tengo el pelo claro.
Como no consiguieron reclutar suficiente gente, al final me llamaron.







Mi única motivación era participar en el rodaje de una gran superproducción. Ver en que consistía, ya que yo solo había participado en el rodaje de mis cortos, en los que la producción es prácticamente inexistente (una cámara, una cinta en la que grabar, unos bocatas y gente enrollada). Aquí había todos los medios imaginables.




Doy fe de que no hicieron control antidoping, porque si no, no hubieran entrado el 90% de los figurantes, pues durante todo el rodaje flotaba por el ambiente un denso y sospechoso humo. De ahí la niebla de algunas escenas. Los 4 días que estuve de rodaje se rodaba un plano cada 6 horas aproximadamente, así que la espera era muy larga.

Aquí nos echábamos una siesta.











Las escenas de acción no las dirigía el director principal, sino como suele ocurrir un director de segunda unidad, que es el tío de blanco con megáfono que aparece a la izquierda de la imagen de abajo.






En la batalla también estuvieron algunos habituales en nuestros cortos como Eduardo Torrecilla (el cansineado, en la foto a la izquierda), Juan Bleda, Juanpi, Anraro, Fernando Martínez, Nacho Gonzalez ( el cansino)






Los primeros días nos pagaban 50 € diarios, pero los figurantes se empezaron a quemar, debido a que las jornadas eran larguísimas (desde las 5 de la mañana hasta las 9 de la noche del día siguiente) y que pasábamos casi todo el tiempo al sol con casco y armadura metálico (aunque alguno era de plástico), y empezaron a fallar los efectivos, así que los últimos días nos pagaron 100 € diarios.

Estaba prohibido hacer fotos, pero todo el mundo llevaba cámara, incluso había un chico que llevaba una minicamara de video, y el muy cabrón grababa mientras estaban rodando, así que tal vez con el zoom se pueda ver este anacronismo.

Como sangre utilizaban jarabe de glucosa (mezclado con un espesante), con el que nos maquillaban cada mañana. Me llevé para casa un botellín lleno de esta "sangre" para utilizarlo en mis cortos. Otros mangaron cascos, armaduras, etc.



Nunca hubo batalla con soldados más chaqueteros. Como escasez de figurantes, lo mismo hacíamos de franceses que de españoles, según la escena que se iba a rodar.

Aquí estoy de español

Y aquí de francés.

Recuerdo que el día que se rodaron los planos de las banderas hacía mucho viento y se rompieron los mástiles una y otra vez, y daba un poco de risa que en una superproducción pasara algo así.

Se portaron bastante bien en cuanto a suministrarnos botellines de agua (como el que tengo en la foto de abajo) cada cuarto de hora aproximadamente, para mitigar el calor. Y el catering estaba bien. Nos daban de desayunar, comer y merendar.




En las explosiones no había tapones para los oídos para todos, así que uno no sabía si salirse de la formación y largarse, porque por 100 € no merece la pena sufrir una lesión en el oído.

Al final me hice unas fotos con el Capitan



Fue una decepción ver después de tantos de rodaje, que la batalla queda tan cutre en la película. Hay fallos de continuidad, como cuando los españoles disparan con sus arcabuces y los franceses avanzan a caballo como si nada. Y las peleas cuerpo a cuerpo están rodadas con unos planos tan cerrados que no se ve a penas nada.
Aún así, me gustó la experiencia, pero no creo que vuelva a repetirla, al menos en esas condiciones.